Parece que el cuento del lobo de toda la vida ha intercambiado los protagonistas. En el clásico se pretendía poner el foco en cómo la frase de alerta usada por los pastores “¡qué viene el lobo!” deja de tener significado si se repite cuando no es verdad.
En la nueva versión, hay dos cambios: por un lado, los papeles de los protagonistas; y, por el otro, las realidades que parecen victorias animalistas dejan de serlo al poco tiempo por cambios en las soluciones políticas. Esto es, las víctimas en vez de los pastores son los lobos que cada cierto tiempo tienen que oír distintos mensajes:
- Al principio: “¡los humanos nos van a proteger!”.
- Más tarde: “¡Que vienen los humanos!”.
Como se puede ver, en este caso la moraleja es distinta:
- En el cuento clásico, nos querían enseñar que no hay que mentir sobre posibles amenazas, porque al final, cuando el peligro es real, nadie nos creerá.
- La nueva versión no va tanto de mentir como de modificar realidades políticas que cambian drásticamente el futuro de los animales.
Y, por desgracia, esta moraleja la hemos aprendido con otras historias como con los animales del laboratorio de Vivotecnia. En esta historia, primero celebramos una liberación, después nunca se produjo y, finalmente, la realidad animal se convirtió en una situación muy lejana a las primeras supuestas buenas noticias.
Pero volvemos a los lobos. ¿Cuál es la nueva versión del cuento “¡Qué vienen los humanos!”?
Había una vez cinco entes humanos: La Unión Europea, la Asociación para la Conservación y Estudio del Lobo Ibérico (ASCEL); las Comunidades Autónomas y los ganaderos del Noroeste del estado español y el Comité Científico que asesora al Ministerio de Transición Ecológica del Gobierno de España.
Así, en 2018, la Unión Europea apuntó en su última evaluación que el estado de conservación del lobo era “desfavorable e inadecuado” en la península ibérica. Las autoridades europeas no diferencian entre comunidades autónomas, ni entre estados, y al comprobar esta realidad exigió la protección del lobo en todo el territorio de los estados español y portugués.
En octubre de 2019 pasaron dos cosas:
El Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) avaló la política comunitaria sobre el lobo y falló a favor de la protección inequívoca del lobo en contra de que sea considerada una especie cinegética allí donde esté protegida.
ASCEL presentó una iniciativa para proteger al lobo en TODO el estado con argumentos técnicos y legales sobre la necesidad de modificar el estatus del lobo al norte del Duero. Este dato es importante, porque las normativas son diferentes dependiendo de la Comunidad Autónoma. De este modo, se reclamaba la inclusión del lobo en el Catálogo de Especies Amenazadas con la categoría de “vulnerable” o en su defecto en el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial LESRPE (RD 139/2011).
¿Por qué el lobo seguía siendo el único gran carnívoro de la península que no está catalogado y que es objeto de controles letales de población e incluso caza?
Estas consideraciones eran tan potentes que habían conseguido tumbar en los tribunales los planes de caza de la Junta de Castilla y León e, incluso, fueron respaldadas por el Comité Científico que asesora al Ministerio, que también atendieron a las exigencias de la UE. Así se anunció que todas las poblaciones de lobo ibérico del estado quedarían incluidas en el LESRPE, lo que significaría que la caza de lobos sería prohibida en las comunidades del noroeste en las que era una realidad hasta el momento: Galicia, Cantabria y Castilla y León.
Y cuando parecía que todo iba a tener un final feliz, el gobierno central añade un anexo en la orden ministerial en el que ¡sorpresa! se pretende permitir los planes y programas de control letal de lobos de las Comunidades Autónomas, lo que es incompatible con la primera intención que era la inclusión del lobo en el LESRPE.
¿Por qué? Pues muy fácil. En los planes autonómicos se decide de antemano cuántos lobos se matarán en el ejercicio siguiente; y la inclusión del lobo en el LESRPE impide la matanzas indiscriminadas y señala que solo puede eliminarse los ejemplares “problemáticos” con “aval científico y con posterioridad a los daños, nunca antes”.
Así que, queridos lobos, mientras el Gobierno mantenga su propuesta tal y como está redactada, ¡cuidado que vienen los humanos!
Y así, las alegrías se convierten en penas, pero no nos rendimos y seguiremos luchando para volver a reescribir el cuento.
Más información en: https://www.lne.es/mas-domingo/2021/07/25/lobo-acabar-juez-
55397536.html?fbclid=IwAR3I8pdBtNsjCMJ4AZgjetWsTWR1kTI3GEQ-
EpafEKRJuf1lwtyrSZPP1oE
Nerea Azkona
Antropóloga ecofeminista y doctora en Ciencias Políticas que trabaja como consultora y formadora en desarrollo sostenible en la cooperativa vasca AIEDI Faktoria en donde es responsable de las áreas de ODS-ostenibilidad y Recursos educativos.
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